El Cementerio de los Ingleses de Dénia, uno de los más emblemáticos de la Comunitat por su historia
Monolito central, erigido por la familia Rankin en memoria de su pequeño Reginald, que murió en 1865. Con una placa en la que se puede leer 'How Fine To Die In Dénia' .
Se acerca el día de Todos los Santos y con él la aglomeración de familias en los cementerios de la Marina Alta para visitar a sus seres queridos y llevarles bonitos arreglos florales. Los cementerios se convierten el 1 de noviembre en un lugar de reecuentro, amor y paz.
En la Comunitat Valenciana existen una serie de cementerios que, además de servir de lugar de reunión y recuerdo, albergan una serie de curiosidades y caracterísiticas adquiridas a lo largo del tiempo y de la historia; lo cual convierte a estos cementerios en interesantes en el ámbito patrimonial e histórico. Unos lugares que dejan su impronta en las ciudades donde se encuentran. Y este es el caso del Cementerio de los Ingleses de Dénia.
![[Img #43193]](https://deniadigital.es/upload/images/10_2023/981_cementerio-ingleses-denia-44.jpg)
Porque, más allá del Día de Todos los Santos, estos silenciosos lugares son lo más parecido a mueos al aire libre, donde poder recorrer la historia de los municipios a través de sus estilos arquitectónicos, sus monumentos o personalidades ilustres.
Cementerio de los Ingleses
La ciudad de Dénia abrió este lugar en el año 1856 con el fin de enterrar los restos de británicos que perdieron la vida en la ciudad y no podían ser enterrados en el cementerio municipal por no ser católicos. Hablamos de lo que fue el camposanto que mira al Mediterráneo; un terreno de unos 2000 metros cuadrados junto a la playa de la Marineta Cassiana. Y decimos 'lo que fue', porque actualmente no existen allí cuerpos enterrados ni lápidas en buen estado.
![[Img #43192]](https://deniadigital.es/upload/images/10_2023/1924_cementerio-ingleses-denia-22.jpg)
Pero en este Cementerio de los Ingleses fueron enterrados 14 ingleses entre 1856 y 1918 (última morada de la nutrida colonia británica que floreció bajo el impulso del negocio de la pansa). Todos eran protestantes y se buscó este lugar, de propiedad privada, para inhumarlos. Todo ello como conssecuencia de una época en la que la iglesia católica era la competente en España de los camposantos.
Sin embargo, la degradación del lugar fue tal que los familiares de los allí enterrados optaron por su repatriación al Reino Unido para evitar posibles profanaciones.
La maleza acabó engullendo esta pequeña parte de la historia de Dénia que muchos desconocen y cuya visita es de difícil acceso. Los restos de las lápidas, rotas y erosionadas por el paso del tiempo, muestran el descuido por parte de las instituciones de un espacio de la memoria que se remonta a 1856.
![[Img #43194]](https://deniadigital.es/upload/images/10_2023/958_cementerio-ingleses-denia-33.jpg)
Allí reposaron los resto del pequeño Reginald Rankin, de solo un año de edad y al que erigieron en 1865 un monolito en el centro del cementerio. En él se puede leer una placa con un texto del poeta norteamericano John Dos Passos que dice How Fine To Die In Dénia (Qué bueno morir en Dénia) y en el que habla de las maravillas de la ciudad. Actualmente se ha convertido en lo más valioso que queda en el histórico camposanto.
Pero como decíamos, en el Cementerio de los Ingleses ya no quedan cuerpos, y desde entonces ha sufrido una degradación constante, permitiendo que la naturaleza siguiera su curso y se fusionara con las piedras que en su día fueron lápidas. Sin embargo, las leyendas de este cementerio, como las de cualquier otro, siguen latentes.

Se acerca el día de Todos los Santos y con él la aglomeración de familias en los cementerios de la Marina Alta para visitar a sus seres queridos y llevarles bonitos arreglos florales. Los cementerios se convierten el 1 de noviembre en un lugar de reecuentro, amor y paz.
En la Comunitat Valenciana existen una serie de cementerios que, además de servir de lugar de reunión y recuerdo, albergan una serie de curiosidades y caracterísiticas adquiridas a lo largo del tiempo y de la historia; lo cual convierte a estos cementerios en interesantes en el ámbito patrimonial e histórico. Unos lugares que dejan su impronta en las ciudades donde se encuentran. Y este es el caso del Cementerio de los Ingleses de Dénia.
Porque, más allá del Día de Todos los Santos, estos silenciosos lugares son lo más parecido a mueos al aire libre, donde poder recorrer la historia de los municipios a través de sus estilos arquitectónicos, sus monumentos o personalidades ilustres.
Cementerio de los Ingleses
La ciudad de Dénia abrió este lugar en el año 1856 con el fin de enterrar los restos de británicos que perdieron la vida en la ciudad y no podían ser enterrados en el cementerio municipal por no ser católicos. Hablamos de lo que fue el camposanto que mira al Mediterráneo; un terreno de unos 2000 metros cuadrados junto a la playa de la Marineta Cassiana. Y decimos 'lo que fue', porque actualmente no existen allí cuerpos enterrados ni lápidas en buen estado.
Pero en este Cementerio de los Ingleses fueron enterrados 14 ingleses entre 1856 y 1918 (última morada de la nutrida colonia británica que floreció bajo el impulso del negocio de la pansa). Todos eran protestantes y se buscó este lugar, de propiedad privada, para inhumarlos. Todo ello como conssecuencia de una época en la que la iglesia católica era la competente en España de los camposantos.
Sin embargo, la degradación del lugar fue tal que los familiares de los allí enterrados optaron por su repatriación al Reino Unido para evitar posibles profanaciones.
La maleza acabó engullendo esta pequeña parte de la historia de Dénia que muchos desconocen y cuya visita es de difícil acceso. Los restos de las lápidas, rotas y erosionadas por el paso del tiempo, muestran el descuido por parte de las instituciones de un espacio de la memoria que se remonta a 1856.
Allí reposaron los resto del pequeño Reginald Rankin, de solo un año de edad y al que erigieron en 1865 un monolito en el centro del cementerio. En él se puede leer una placa con un texto del poeta norteamericano John Dos Passos que dice How Fine To Die In Dénia (Qué bueno morir en Dénia) y en el que habla de las maravillas de la ciudad. Actualmente se ha convertido en lo más valioso que queda en el histórico camposanto.
Pero como decíamos, en el Cementerio de los Ingleses ya no quedan cuerpos, y desde entonces ha sufrido una degradación constante, permitiendo que la naturaleza siguiera su curso y se fusionara con las piedras que en su día fueron lápidas. Sin embargo, las leyendas de este cementerio, como las de cualquier otro, siguen latentes.
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