Editorial
¿Esta es la Dénia que nos merecemos?
Imagen del cableado aéreo en una de las calles de Dénia. (Fotografía cedida por Pako Raskasa)
Al contemplar la maraña de cables que se entrelazan frente a las fachadas en Dénia, uno no puede evitar reflexionar sobre la gestión urbana y las infraestructuras en nuestra ciudad. La imagen muestra un desorden de cables que afean el paisaje urbano y, potencialmente, plantean riesgos para la seguridad de los ciudadanos.
El cableado aéreo, además de ser visualmente intrusivo, podría reflejar una faceta de la gestión municipal que necesita atención urgente. ¿Es posible que este enredo sea también un símbolo de la maraña burocrática o de la falta de actualización en las políticas de infraestructura?
En la búsqueda de respuestas, es imperativo desde esta atalaya preguntar a las autoridades pertinentes sobre los planes de mejora. Estos planes deben incluir la modernización y soterramiento de las líneas eléctricas y de telecomunicaciones, algo que ya se ha realizado en otras ciudades con un enfoque progresista hacia la urbanización.
Es vital que los vecinos de Dénia se unan en la petición de una ciudad más segura y estéticamente agradable. ¿Acaso no merecemos una ciudad que refleje el esplendor natural y cultural de nuestra comarca?
El cableado desordenado no es exclusivo de Dénia; otras localidades de la Marina Alta comparten este problema, lo que sugiere la necesidad de una estrategia comarcal para abordar esta cuestión. Este enfoque conjunto no solo mejoraría la calidad de vida de los residentes, sino que también presentaría una imagen más acogedora a nuestros visitantes.
Con el permiso de los lectores, me despido con una última pregunta: ¿Cuándo veremos el cambio que Dénia se merece?
Vicente Bolufer
Imagen del cableado aéreo en una de las calles de Dénia. (Fotografía cedida por Pako Raskasa)Al contemplar la maraña de cables que se entrelazan frente a las fachadas en Dénia, uno no puede evitar reflexionar sobre la gestión urbana y las infraestructuras en nuestra ciudad. La imagen muestra un desorden de cables que afean el paisaje urbano y, potencialmente, plantean riesgos para la seguridad de los ciudadanos.
El cableado aéreo, además de ser visualmente intrusivo, podría reflejar una faceta de la gestión municipal que necesita atención urgente. ¿Es posible que este enredo sea también un símbolo de la maraña burocrática o de la falta de actualización en las políticas de infraestructura?
En la búsqueda de respuestas, es imperativo desde esta atalaya preguntar a las autoridades pertinentes sobre los planes de mejora. Estos planes deben incluir la modernización y soterramiento de las líneas eléctricas y de telecomunicaciones, algo que ya se ha realizado en otras ciudades con un enfoque progresista hacia la urbanización.
Es vital que los vecinos de Dénia se unan en la petición de una ciudad más segura y estéticamente agradable. ¿Acaso no merecemos una ciudad que refleje el esplendor natural y cultural de nuestra comarca?
El cableado desordenado no es exclusivo de Dénia; otras localidades de la Marina Alta comparten este problema, lo que sugiere la necesidad de una estrategia comarcal para abordar esta cuestión. Este enfoque conjunto no solo mejoraría la calidad de vida de los residentes, sino que también presentaría una imagen más acogedora a nuestros visitantes.
Con el permiso de los lectores, me despido con una última pregunta: ¿Cuándo veremos el cambio que Dénia se merece?
Vicente Bolufer
















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