La democracia no es ninguna broma. Reflexión de Vicent Grimalt sobre los resultados del 9J
No voy a entrar en el juego ni a caer en la trampa de interpretar en clave local los resultados de las elecciones europeas. Y eso que podría sacar pecho celebrando que Dénia, una vez más, y resistiendo esta ventolera ultraderechista que sopla en toda Europa, ha vuelto a apostar por el socialismo.
Pero creo que hoy nadie debería felicitarse. Hace un par de semanas, en el mitin que ofreció Teresa Ribera en Dénia, hice una reflexión que considero vigente incluso hoy: ¿quién, preguntado directamente, diría NO a la libertad, a la justicia social, a la igualdad, a la solidaridad, a la paz, a la protección del medio ambiente, a mejorar el mundo que hemos de dejar a las generaciones futuras?
Sin embargo, ayer, ante la oportunidad de participar directamente en la construcción de ese futuro mejor y de un presente de oportunidades para todas y todos, muchos decidieron votar en contra de sus propios intereses. En una especie de autoboicot como sociedad, de ‘rabieta’ sin sentido, una buena parte de la ciudadanía europea ha decidido regalar su voto a la ultraderecha y al antieuropeísmo.
Y algunos me diréis "un poco de autocrítica, Vicent". Pero, sinceramente, ¿qué queréis que critique: las políticas progresistas de las que todas y todos nos beneficiamos, en nuestro día a día, mientras vamos a votar los mensajes belicosos y xenófobos de Vox o la burla al sistema político y democrático que significa el partido de un tal Alvise?
De verdad, ¿queréis que critique la subida del salario mínimo, los ERTE de la pandemia, la reforma laboral, la llamada “excepción ibérica” a la subida de la electricidad, las políticas de igualdad y contra la violencia machista, la revalorización de las pensiones, la ley de memoria democrática, los impuestos a la banca y a las energéticas, el ingreso mínimo vital, la ley ‘trans’, la ley de vivienda?
No he de hacerlo. Quizás nos hemos acomodado demasiado en esta democracia que tanto nos ha dado, que hemos olvidado que por la democracia y la libertad se lucha, día a día; que por la democracia y la libertad muchos murieron; que aquí sabemos muy bien lo que es vivir en una dictadura ultraderechista.
Quizás esa ha de ser la autocrítica: que hemos olvidado que la democracia no es ninguna broma.
Y como persona de profundas convicciones democráticas y socialistas, no pienso rendirme. Pero hoy, el día después del 9J, cuesta bastante asumir que Europa, la Europa que renació como gran potencia garante de la paz y la libertad después de la II Guerra Mundial, ha votado con tanto odio.
Muchas gracias a todas y todos los que tampoco os rendís y ayer fuisteis a votar por la democracia, la solidaridad, la igualdad y la libertad.
Vicent Grimalt, secretario general de los Socialistas de Dénia y alcalde de la ciudad

No voy a entrar en el juego ni a caer en la trampa de interpretar en clave local los resultados de las elecciones europeas. Y eso que podría sacar pecho celebrando que Dénia, una vez más, y resistiendo esta ventolera ultraderechista que sopla en toda Europa, ha vuelto a apostar por el socialismo.
Pero creo que hoy nadie debería felicitarse. Hace un par de semanas, en el mitin que ofreció Teresa Ribera en Dénia, hice una reflexión que considero vigente incluso hoy: ¿quién, preguntado directamente, diría NO a la libertad, a la justicia social, a la igualdad, a la solidaridad, a la paz, a la protección del medio ambiente, a mejorar el mundo que hemos de dejar a las generaciones futuras?
Sin embargo, ayer, ante la oportunidad de participar directamente en la construcción de ese futuro mejor y de un presente de oportunidades para todas y todos, muchos decidieron votar en contra de sus propios intereses. En una especie de autoboicot como sociedad, de ‘rabieta’ sin sentido, una buena parte de la ciudadanía europea ha decidido regalar su voto a la ultraderecha y al antieuropeísmo.
Y algunos me diréis "un poco de autocrítica, Vicent". Pero, sinceramente, ¿qué queréis que critique: las políticas progresistas de las que todas y todos nos beneficiamos, en nuestro día a día, mientras vamos a votar los mensajes belicosos y xenófobos de Vox o la burla al sistema político y democrático que significa el partido de un tal Alvise?
De verdad, ¿queréis que critique la subida del salario mínimo, los ERTE de la pandemia, la reforma laboral, la llamada “excepción ibérica” a la subida de la electricidad, las políticas de igualdad y contra la violencia machista, la revalorización de las pensiones, la ley de memoria democrática, los impuestos a la banca y a las energéticas, el ingreso mínimo vital, la ley ‘trans’, la ley de vivienda?
No he de hacerlo. Quizás nos hemos acomodado demasiado en esta democracia que tanto nos ha dado, que hemos olvidado que por la democracia y la libertad se lucha, día a día; que por la democracia y la libertad muchos murieron; que aquí sabemos muy bien lo que es vivir en una dictadura ultraderechista.
Quizás esa ha de ser la autocrítica: que hemos olvidado que la democracia no es ninguna broma.
Y como persona de profundas convicciones democráticas y socialistas, no pienso rendirme. Pero hoy, el día después del 9J, cuesta bastante asumir que Europa, la Europa que renació como gran potencia garante de la paz y la libertad después de la II Guerra Mundial, ha votado con tanto odio.
Muchas gracias a todas y todos los que tampoco os rendís y ayer fuisteis a votar por la democracia, la solidaridad, la igualdad y la libertad.
Vicent Grimalt, secretario general de los Socialistas de Dénia y alcalde de la ciudad
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