
Las procesionarias del pino adelantan su ciclo a causa de la sequía y generan alarma en La Marina
La alteración climática y la falta de nutrientes en los pinos han provocado un cambio significativo en el comportamiento de las orugas procesionarias que este año han iniciado sus “romerías” mucho antes de lo habitual en la Marina Alta. Este fenómeno se ha producido desde octubre de 2024, cuando ya se registraron desplazamientos de las larvas en varios municipios de la comarca.
En condiciones normales, las procesionarias depositan sus huevos en verano y las orugas emergen en otoño, formando sus característicos nidos de seda en los pinos. No obstante, debido a la sequía prolongada, la falta de nutrientes en las agujas de los pinos ha obligado a muchas larvas a adelantar su descenso al suelo para enterrarse y entrar en la fase de crisálida, un proceso que generalmente se da a finales de invierno o principios de primavera.
En un reciente estudio realizado en La Marina (que ha abarcado desde Pego hasta Finestrat), por la entomóloga Silvia Hellingman, se ha detectado que aproximadamente un 30% de las procesionarias ya han comenzado su migración en enero de 2025, algo completamente inusual. Se han localizado tanto nidos en pleno desarrollo como otros inactivos, lo que indica una gran variabilidad en su crecimiento según la disponibilidad de alimento y las condiciones climáticas de cada zona.
Un riesgo para personas y mascotas
Las procesionarias del pino representan un riesgo, especialmente para niños y mascotas. Sus pelos urticantes pueden causar reacciones alérgicas severas, inflamaciones en la piel y, en casos graves, problemas respiratorios. Los veterinarios advierten que el contacto con estos pelos puede ser letal para los perros si no reciben atención inmediata.
Por tanto, se recomienda evitar zonas con pinares afectados y seguir una serie de precauciones como no tocar ni acercarse a las orugas o sus nidos, evitar pasear mascotas en zonas infestadas, no intentar eliminar los nidos sin asistencia profesional, usar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo y gafas protectoras en zonas muy afectadas y, en caso de contacto con los pelos urticantes, lavar la zona afectada y consultar a un médico o acudir a un veterinario de inmediato si una mascota ha estado expuesta.
Medidas de control y prevención
Ante esta inusual proliferación de procesionarias, es recomendable que ayuntamientos y propietarios de terrenos con pinares tomen medidas preventivas, como el tratamiento de los árboles o la instalación de barreras físicas en los troncos de los pinos y la eliminación controlada de los nidos durante el otoño e invierno. Además, la ciudadanía debe informar de la presencia de estos insectos a las autoridades locales con el fin de evitar posibles incidentes.
La alteración climática y la falta de nutrientes en los pinos han provocado un cambio significativo en el comportamiento de las orugas procesionarias que este año han iniciado sus “romerías” mucho antes de lo habitual en la Marina Alta. Este fenómeno se ha producido desde octubre de 2024, cuando ya se registraron desplazamientos de las larvas en varios municipios de la comarca.
En condiciones normales, las procesionarias depositan sus huevos en verano y las orugas emergen en otoño, formando sus característicos nidos de seda en los pinos. No obstante, debido a la sequía prolongada, la falta de nutrientes en las agujas de los pinos ha obligado a muchas larvas a adelantar su descenso al suelo para enterrarse y entrar en la fase de crisálida, un proceso que generalmente se da a finales de invierno o principios de primavera.
En un reciente estudio realizado en La Marina (que ha abarcado desde Pego hasta Finestrat), por la entomóloga Silvia Hellingman, se ha detectado que aproximadamente un 30% de las procesionarias ya han comenzado su migración en enero de 2025, algo completamente inusual. Se han localizado tanto nidos en pleno desarrollo como otros inactivos, lo que indica una gran variabilidad en su crecimiento según la disponibilidad de alimento y las condiciones climáticas de cada zona.
Un riesgo para personas y mascotas
Las procesionarias del pino representan un riesgo, especialmente para niños y mascotas. Sus pelos urticantes pueden causar reacciones alérgicas severas, inflamaciones en la piel y, en casos graves, problemas respiratorios. Los veterinarios advierten que el contacto con estos pelos puede ser letal para los perros si no reciben atención inmediata.
Por tanto, se recomienda evitar zonas con pinares afectados y seguir una serie de precauciones como no tocar ni acercarse a las orugas o sus nidos, evitar pasear mascotas en zonas infestadas, no intentar eliminar los nidos sin asistencia profesional, usar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo y gafas protectoras en zonas muy afectadas y, en caso de contacto con los pelos urticantes, lavar la zona afectada y consultar a un médico o acudir a un veterinario de inmediato si una mascota ha estado expuesta.
Medidas de control y prevención
Ante esta inusual proliferación de procesionarias, es recomendable que ayuntamientos y propietarios de terrenos con pinares tomen medidas preventivas, como el tratamiento de los árboles o la instalación de barreras físicas en los troncos de los pinos y la eliminación controlada de los nidos durante el otoño e invierno. Además, la ciudadanía debe informar de la presencia de estos insectos a las autoridades locales con el fin de evitar posibles incidentes.
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