Artículo de opinión ciudadana
El Palleter, un 23 de mayo de 1808
Cuadro de óleo sobre tela de El Palleter (1884), de Joaquín Sorolla
Vicente Domenech, conocido popularmente como "El Palleter", fue un personaje emblemático y simbólico de la resistencia popular en la Valencia de principios del siglo XIX. Aunque en su origen era un simple vendedor de pajuelas, su acto de valentía y rebeldía trasciende su condición social, convirtiéndose en un símbolo de insumisión frente a las invasiones y las traiciones políticas que azotaron a Valencia durante la ocupación napoleónica.
La historia de "El Palleter" se sitúa en 1808, un año crucial en la historia de España, marcado por la invasión napoleónica y la abdicación de los monarcas Carlos IV y Fernando VII en favor de José Bonaparte, el hermano de Napoleón apodado con el mal nombre de “Pepe Botella”. La noticia de estos acontecimientos generó una enorme conmoción en Valencia y en toda la nación, provocando manifestaciones de rechazo y descontento popular. La población, en su mayoría desinformada y descontenta, buscaba una forma de expresar su rechazo a la ocupación y a la traición de sus gobernantes.
En este contexto, Vicente Domenech, conocido como "El Palleter" por su oficio de palleter (persona que trabaja con paja y forraje), decidió tomar una acción audaz y espontánea. Cansado de la incertidumbre y de la espera de una respuesta oficial, tomó una caña y un trozo de su propia faja roja, que enarboló como una bandera de resistencia. Sin mediar palabra, se dirigió al mercado y llegó a una tienda donde estaban los papeles sellados por el nuevo gobierno francés, símbolo de la ocupación y la traición a la causa española.
En un acto de desafío, rompió algunos de esos papeles, simbolizando su rechazo a la autoridad napoleónica.
Luego, se subió a una silla en medio de una plaza pública, donde proclamó en voz alta una declaración de guerra contra Napoleón, pronunciando su famosa frase: "¡Un pobre palleter le declara la guerra a Napoleón! ¡Viva Fernando VII y muerte a los traidores!" Este acto de valentía espontánea encendió la chispa de la rebelión popular, inspirando a los valencianos a levantarse en armas un 23 de mayo contra la ocupación forzada. Al día siguiente, la ciudad de Valencia se levantó en rebelión, asaltando y tomando por las armas la ciudadela, símbolo del control francés en la ciudad.
Este levantamiento popular culminó con la creación, el 25 de mayo de 1808, de la "Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia", un organismo que pretendía restablecer la autoridad legítima y defender la libertad del pueblo valenciano frente a la invasión extranjera. La figura de "El Palleter" se convirtió en un símbolo de la resistencia popular y de la insumisión frente a los poderosos, representando la lucha del pueblo llano contra la injusticia y la opresión.
Sin embargo, la resistencia en Valencia fue efímera. Las fuerzas napoleónicas, bajo el mando del mariscal Suchet, lograron reconquistar la ciudad, y Valencia pasó a manos francesas nuevamente. La ocupación trajo consigo cambios en la ciudad, como la construcción del Jardín de Viveros en el solar del antiguo Palacio Real y la replantación de la Alameda, que había sido destruida, así como la creación de la actual Glorieta, símbolos de una Valencia que buscaba recuperarse de la guerra y la destrucción.
La figura de "El Palleter" ha perdurado en la memoria histórica y popular como símbolo de la insumisión y el espíritu de resistencia del pueblo valenciano. Su acto espontáneo y valiente ha sido utilizado reiteradamente en la cultura y en la iconografía como un ejemplo de lucha contra la opresión y las injusticias. Valencia, en reconocimiento a su figura, le rinde homenaje con una estatua situada junto a las Torres de Quart, como una muestra de respeto y admiración por su valentía y su papel en la historia de la resistencia española.
Pedro Fuentes Caballero

Vicente Domenech, conocido popularmente como "El Palleter", fue un personaje emblemático y simbólico de la resistencia popular en la Valencia de principios del siglo XIX. Aunque en su origen era un simple vendedor de pajuelas, su acto de valentía y rebeldía trasciende su condición social, convirtiéndose en un símbolo de insumisión frente a las invasiones y las traiciones políticas que azotaron a Valencia durante la ocupación napoleónica.
La historia de "El Palleter" se sitúa en 1808, un año crucial en la historia de España, marcado por la invasión napoleónica y la abdicación de los monarcas Carlos IV y Fernando VII en favor de José Bonaparte, el hermano de Napoleón apodado con el mal nombre de “Pepe Botella”. La noticia de estos acontecimientos generó una enorme conmoción en Valencia y en toda la nación, provocando manifestaciones de rechazo y descontento popular. La población, en su mayoría desinformada y descontenta, buscaba una forma de expresar su rechazo a la ocupación y a la traición de sus gobernantes.
En este contexto, Vicente Domenech, conocido como "El Palleter" por su oficio de palleter (persona que trabaja con paja y forraje), decidió tomar una acción audaz y espontánea. Cansado de la incertidumbre y de la espera de una respuesta oficial, tomó una caña y un trozo de su propia faja roja, que enarboló como una bandera de resistencia. Sin mediar palabra, se dirigió al mercado y llegó a una tienda donde estaban los papeles sellados por el nuevo gobierno francés, símbolo de la ocupación y la traición a la causa española.
En un acto de desafío, rompió algunos de esos papeles, simbolizando su rechazo a la autoridad napoleónica.
Luego, se subió a una silla en medio de una plaza pública, donde proclamó en voz alta una declaración de guerra contra Napoleón, pronunciando su famosa frase: "¡Un pobre palleter le declara la guerra a Napoleón! ¡Viva Fernando VII y muerte a los traidores!" Este acto de valentía espontánea encendió la chispa de la rebelión popular, inspirando a los valencianos a levantarse en armas un 23 de mayo contra la ocupación forzada. Al día siguiente, la ciudad de Valencia se levantó en rebelión, asaltando y tomando por las armas la ciudadela, símbolo del control francés en la ciudad.
Este levantamiento popular culminó con la creación, el 25 de mayo de 1808, de la "Junta Suprema de Gobierno del Reino de Valencia", un organismo que pretendía restablecer la autoridad legítima y defender la libertad del pueblo valenciano frente a la invasión extranjera. La figura de "El Palleter" se convirtió en un símbolo de la resistencia popular y de la insumisión frente a los poderosos, representando la lucha del pueblo llano contra la injusticia y la opresión.
Sin embargo, la resistencia en Valencia fue efímera. Las fuerzas napoleónicas, bajo el mando del mariscal Suchet, lograron reconquistar la ciudad, y Valencia pasó a manos francesas nuevamente. La ocupación trajo consigo cambios en la ciudad, como la construcción del Jardín de Viveros en el solar del antiguo Palacio Real y la replantación de la Alameda, que había sido destruida, así como la creación de la actual Glorieta, símbolos de una Valencia que buscaba recuperarse de la guerra y la destrucción.
La figura de "El Palleter" ha perdurado en la memoria histórica y popular como símbolo de la insumisión y el espíritu de resistencia del pueblo valenciano. Su acto espontáneo y valiente ha sido utilizado reiteradamente en la cultura y en la iconografía como un ejemplo de lucha contra la opresión y las injusticias. Valencia, en reconocimiento a su figura, le rinde homenaje con una estatua situada junto a las Torres de Quart, como una muestra de respeto y admiración por su valentía y su papel en la historia de la resistencia española.
Pedro Fuentes Caballero
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