Noticias de Pedreguer
Adiós a los mapas en papel: el IES de Pedreguer "jubila" su geografía clásica
La revolución digital en las aulas se cobra una nueva víctima: decenas de mapas acaban en el contenedor de papel tras décadas enseñando mesetas, ríos y capitales.
Los mapas de toda la vida, los que colgaban de las paredes del aula de geografía, los que se desenrollaban con un chasquido y olían a cartulina y tiza, tienen los días contados. Esta semana, el contenedor azul situado junto al IES de Pedreguer ha sido testigo de una jubilación en silencio: decenas de mapas enrollados, usados durante generaciones, descansan ahora entre cartones y cuadernos en desuso.
La escena, captada por esta redacción, es tan simbólica como reveladora. Con la implementación de tablets, pizarras digitales y plataformas interactivas, los materiales tradicionales están siendo reemplazados por pantallas. La geografía ya no se enseña desplegando un mapamundi; ahora se navega por él con un clic.
![[Img #47739]](https://deniadigital.es/upload/images/06_2025/860_2mapas-escolares-en-contenedores-de-pedreguer.jpg)
Entre los rollos que asoman por el borde del contenedor se distinguen mapas del Mar de Amundsen, mapas físicos de Europa y hasta planisferios políticos de gran formato. Testigos mudos de explicaciones, exámenes, deberes y muchas horas de estudio, ahora forman parte del reciclaje de la historia educativa local.
“También el material se jubila”, comentaba un vecino al ver la imagen. No es solo papel: son recuerdos de una forma de enseñar, de aprender, de señalar con una regla los Pirineos o buscar la desembocadura del Guadalquivir.
Lo que para algunos es chatarra escolar, para otros es un símbolo generacional. Una despedida visual que invita a reflexionar sobre cómo evoluciona la educación, y cómo el progreso —aunque necesario— a veces deja huella en el corazón.

Los mapas de toda la vida, los que colgaban de las paredes del aula de geografía, los que se desenrollaban con un chasquido y olían a cartulina y tiza, tienen los días contados. Esta semana, el contenedor azul situado junto al IES de Pedreguer ha sido testigo de una jubilación en silencio: decenas de mapas enrollados, usados durante generaciones, descansan ahora entre cartones y cuadernos en desuso.
La escena, captada por esta redacción, es tan simbólica como reveladora. Con la implementación de tablets, pizarras digitales y plataformas interactivas, los materiales tradicionales están siendo reemplazados por pantallas. La geografía ya no se enseña desplegando un mapamundi; ahora se navega por él con un clic.
Entre los rollos que asoman por el borde del contenedor se distinguen mapas del Mar de Amundsen, mapas físicos de Europa y hasta planisferios políticos de gran formato. Testigos mudos de explicaciones, exámenes, deberes y muchas horas de estudio, ahora forman parte del reciclaje de la historia educativa local.
“También el material se jubila”, comentaba un vecino al ver la imagen. No es solo papel: son recuerdos de una forma de enseñar, de aprender, de señalar con una regla los Pirineos o buscar la desembocadura del Guadalquivir.
Lo que para algunos es chatarra escolar, para otros es un símbolo generacional. Una despedida visual que invita a reflexionar sobre cómo evoluciona la educación, y cómo el progreso —aunque necesario— a veces deja huella en el corazón.
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