
Noticias de Dénia
El control de acceso y la restricción de aforo dan un respiro a la Cova Tallada
Es verano y la ingente afluencia turística es notable. Con el espíritu aventurero de visitar un paraje único, cada mañana, cientos de visitantes recorren Les Rotes de Dénia (porque es el acceso más sencillo) para adentrarse en el entorno de la Cova Tallada. Pero al inicio de la calle Vía Láctea, el cartel que indica que las reservas están completas. Y ya no habrá más.
Ya no se puede hacer lo que uno quiera. Ha llegado un punto que, para preservar, se debe limitar. Para acceder a la Cova Tallada es imperativo planificar la visita con antelación. El sistema de control, vigente desde hace 2019, ha transformado la experiencia en este enclave natural.
La regulación nació para frenar la masificación que había convertido este paraje protegido (que se encuentra dentro del Parque Natural del Montgó y la reserva marina del Cap de Sant Antoni) en “una cala más” con todo lo que ello acarrea en contra del ecosistema. Además, la medida busca garantizar la seguridad después de que se multiplicaran los rescates en una zona cuyo acceso es complejo.
La cueva, situada en los acantilados del Cap de Sant Antoni, no es una playa ni una cala, y su acceso implica caminar por una senda escarpada. Los empleados de la caseta de control recuerdan la importancia de llevar calzado adecuado, agua abundante y tener en cuenta que no hay cobertura móvil ni servicio de socorrismo.
A día de hoy, el cupo máximo diario es de 370 senderistas y 112 kayacks que se adentran desde el mar. Los visitantes pueden permanecer en la cueva un total de hora y media, con turnos que comienzan a las 9 de la mañana. En cada franja de tiempo, la limitación permite la permanencia simultánea de 71 personas a pie y 21 en kayak. Y funciona. El equilibrio entre disfrute y conservación parece haberse consolidado.
Las inscripciones solo se pueden realizar con 10 días de antelación a través de la plataforma habilitada, y es obligatorio portar la autorización junto al DNI, en papel o en formato digital. En este 2025, el acceso regulado se fijó entre el 12 de abril y el 5 de mayo y el de verano se extenderá hasta el 15 de octubre. Quienes se salten la normativa se arriesgan a una sanción que ronda los 600 euros, una medida que ya se aplica para disuadir a quienes tratan de colarse sin permiso.
La cueva, situada en los acantilados del Cap de Sant Antoni, no es una playa ni una cala y su acceso implica caminar por una senda escarpada. Los empleados de la caseta de control recuerdan la importancia de llevar calzado adecuado, agua abundante y tener en cuenta que no hay cobertura móvil ni servicio de socorrismo.
La Cova Tallada es un lugar con historia y aunque esté al aire libre, merece el mismo respeto que un monumento arquitectónico. De hecho, la cavidad ha sido cuna para la consecución de los edificios más emblemáticos de Xàbia y su singular estructura catedralicia se debe a que, durante siglos, fue utilizada como cantera de piedra tosca y en su interior se conservan restos arqueológicos. Su conservación es vital. Por eso, la coordinación entre el Parque Natural, los ayuntamientos de Xàbia y Dénia y las fuerzas de seguridad ha permitido conjugar su valor cultural con un modelo de visitas sostenible.
Es verano y la ingente afluencia turística es notable. Con el espíritu aventurero de visitar un paraje único, cada mañana, cientos de visitantes recorren Les Rotes de Dénia (porque es el acceso más sencillo) para adentrarse en el entorno de la Cova Tallada. Pero al inicio de la calle Vía Láctea, el cartel que indica que las reservas están completas. Y ya no habrá más.
Ya no se puede hacer lo que uno quiera. Ha llegado un punto que, para preservar, se debe limitar. Para acceder a la Cova Tallada es imperativo planificar la visita con antelación. El sistema de control, vigente desde hace 2019, ha transformado la experiencia en este enclave natural.
La regulación nació para frenar la masificación que había convertido este paraje protegido (que se encuentra dentro del Parque Natural del Montgó y la reserva marina del Cap de Sant Antoni) en “una cala más” con todo lo que ello acarrea en contra del ecosistema. Además, la medida busca garantizar la seguridad después de que se multiplicaran los rescates en una zona cuyo acceso es complejo.
La cueva, situada en los acantilados del Cap de Sant Antoni, no es una playa ni una cala, y su acceso implica caminar por una senda escarpada. Los empleados de la caseta de control recuerdan la importancia de llevar calzado adecuado, agua abundante y tener en cuenta que no hay cobertura móvil ni servicio de socorrismo.
A día de hoy, el cupo máximo diario es de 370 senderistas y 112 kayacks que se adentran desde el mar. Los visitantes pueden permanecer en la cueva un total de hora y media, con turnos que comienzan a las 9 de la mañana. En cada franja de tiempo, la limitación permite la permanencia simultánea de 71 personas a pie y 21 en kayak. Y funciona. El equilibrio entre disfrute y conservación parece haberse consolidado.
Las inscripciones solo se pueden realizar con 10 días de antelación a través de la plataforma habilitada, y es obligatorio portar la autorización junto al DNI, en papel o en formato digital. En este 2025, el acceso regulado se fijó entre el 12 de abril y el 5 de mayo y el de verano se extenderá hasta el 15 de octubre. Quienes se salten la normativa se arriesgan a una sanción que ronda los 600 euros, una medida que ya se aplica para disuadir a quienes tratan de colarse sin permiso.
La cueva, situada en los acantilados del Cap de Sant Antoni, no es una playa ni una cala y su acceso implica caminar por una senda escarpada. Los empleados de la caseta de control recuerdan la importancia de llevar calzado adecuado, agua abundante y tener en cuenta que no hay cobertura móvil ni servicio de socorrismo.
La Cova Tallada es un lugar con historia y aunque esté al aire libre, merece el mismo respeto que un monumento arquitectónico. De hecho, la cavidad ha sido cuna para la consecución de los edificios más emblemáticos de Xàbia y su singular estructura catedralicia se debe a que, durante siglos, fue utilizada como cantera de piedra tosca y en su interior se conservan restos arqueológicos. Su conservación es vital. Por eso, la coordinación entre el Parque Natural, los ayuntamientos de Xàbia y Dénia y las fuerzas de seguridad ha permitido conjugar su valor cultural con un modelo de visitas sostenible.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.34